viernes, 3 de agosto de 2012

Atlántida

Un diseño que se ajusta
a lo que ofrece el interior
Fórmula clásica: catástrofe apocalíptica asola el mundo; enigma crucial que debe ser resuelto para salvarlo. La estructura, en cambio, no es tan clásica: varias líneas argumentales que se van entrelazando hasta converger en el final. Aunque eso puede sonar complejo, la lectura es amena porque Negrete hace un uso formidable del ritmo y las elipsis. Escenas veloces repletas de acción encajadas, con acierto, entre necesarias pausas que aportan una lógica clave al desarrollo de la ficción. Párrafos breves, concisos. Diálogos abundantes. Eso desemboca en una inmersión veloz, casi instantánea.

Atlántida es una novela a la altura de cualquier obra foránea comercial, recomendable para una lectura voraz cuyo objetivo primario sea la mera diversión. Además, habla sobre ciertos temas atrayentes que el lector puede consultar por sí mismo una vez concluida la lectura.

Platón habla sobre la Atlántida en los
diálogos Timeo y Critias
Las distintas personalidades de los personajes están bien trabajadas, al igual que sus reacciones ante los peligros. Uno de ellos, el más joven, es seguidor de Star Trek —hay tantas comparaciones con esa serie que apostaría a que Negrete es Fan—. También se ven guiños a Tolkien y Star Wars, pero son bastantes menos que los anteriormente mencionados. Esas analogías son la parte menos comercial de la novela, ya que no todos los lectores están familiarizados con esos universos; aun así, cumplen eficazmente su función y ornamentan la prosa lo suficiente. Mención especial al profesor Valbuena, tal vez el personaje más carismático. Sólo hay tres detalles que me contrariaron: un exabrupto en la parte final que parece fuera de lugar; el desvelo innecesario del final de Gilgamesh —yo lo leí hace tiempo, por suerte—; y el perro que se llama Frodo... Lo último no sé si es debido al empacho que tengo de tanto Señor de los anillos, o porque el pobre animal aporta poco, en mi opinión.

Esa «nubecilla» no es nada comparado con lo
que tendrán que lidiar los personajes: la erupción
en cadena de los principales volcanes de la tierra
Mientras el misterio de la Atlántida, el cual se supone que puede finalizar la hecatombe, va revelándose poco a poco, se establece una férrea conexión con los lugares fabulosos a los que nos conduce el autor. El ambiente de ellos es impactante, rebosa de tactos, olores, sonidos. Se nota que en esas partes el autor ha invertido más tiempo.

Si buscáis una novela sencilla, Atántida puede ser una opción provechosa. Se lee rápido, pero cuenta con un buen número de páginas —alrededor de seiscientas si mi memoria no me engaña— que alargan su vida, y el precio está bastante reducido en estos momentos. Añadiré una última cosa sólo para tocarle las narices un poco a los «ebookófilos»: el libro huele muy bien.

2 comentarios:

  1. Me lo apunto a la lista de libros a leer. Gracias

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  2. De nada, Odiealex. ;)

    Si lo ves por ahí baratito, ni lo pienses, que es muy entretenido.

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